
13 Nov ¿Es necesario llegar a un juicio para solucionar una deuda?
A cualquier persona le aterra a idea de verse cometido a un juicio, independientemente de cuál pudiera ser la razón que lo lleve a sentarse en el banquillo de los acusados. Si el motivo de estar frente a un juez fuera una deuda, probablemente las consecuencias no sean tan temerosas, pero aún así, es mejor evitar cualquier problema legal.
Una deuda se puede solventar fácilmente sin la necesidad de afrontar un juicio. Si eres autónomo y, por alguna razón u otra, te ha tocado hacer frente a una crisis económica que te ha llevado a no poder pagar una deuda con tus acreedores, estás ante la posibilidad de acogerte a la Ley de la Segundo Oportunidad que contempla varias opciones para buscar una solución a la situación de insolvencia de un deudor con sus acreedores sin la necesidad de llegar a un juicio.
Una situación de endeudamiento es muy normal en el mundo de los negocios. No hay por qué sentirse un fracasado ni venirse a menos echando por la borda todos los proyectos y aspiraciones de negocio. En el mundo de los financiamientos están muy acostumbrados a lidiar diariamente con situaciones de deuda, problemas presupuestarios y financieros que pueden terminar resolviéndose en una negociación sencilla o recurriendo a un juicio.
La Ley de la Segunda Oportunidad, amparada en el Real Decreto Ley 1/2015, con fecha de 28 de julio de 2015, una opción que funciona como salvavidas para muchos empresarios o autónomos que deben afrontar una deuda con sus acreedores. En estos tiempos de crisis global por la pandemia de la COVID-19 la palabra crisis ha sido un denominador común en el sector de los negocios, así que muchos han tenido en mente este instrumento legal antes de afrontar un juicio para cancelar una deuda.
Conoce la ley de la segunda oportunidad y evita un juicio
La Ley de la Segunda de la Oportunidad es una opción a la que muchos empresarios, pero sobre todo autónomos recurren para poder cancelar alguna deuda tras un proyecto de negocio infructuoso o después de haber sido víctima de una crisis global, como la de la pandemia de la COVID-19; por ejemplo. Lo ideal será contar con un equipo de expertos financieros y legales que acompañe en el proceso y evite el dolor de cabezas de un juicio.
Dicha ley prevé varias opciones para hacer frente a una deuda: la primera es la fase extrajudicial, mientras que la segunda, la fase judicial, sí conllevaría la presentación y análisis del deudor ante el banquillo de un juicio. Sin embargo, los esfuerzos de los asesores deben estar enfocados en agotar la primera instancia y evitar la relación judicial con los acreedores, para no acarrear con situaciones de tensión entre ambos.
Evita una deuda si cumples con estos requisitos
¿Conoces las implicaciones de la Ley de la Segunda Oportunidad? No cualquiera puede acogerse, por esta razón vamos a determinar quiénes están bajo la posibilidad de afrontar este trámite como su salvavidas para plantar cara a una deuda sin llegar a un juicio. Uno de los requisitos más importantes es que las estimaciones de inicio del pasivo no estén por encima de los cinco millones de euros, además hay que aportar un balance financiero que muestre el comportamiento económico de la actividad o de la empresa.
Otro factor importante es que el solicitante o beneficiario de la Ley de la Segunda Oportunidad para solventar una deuda, no puede haber sido condenado en juicio por los siguientes delitos: contra el patrimonio, contra la Hacienda Pública, contra la Seguridad Social, contra los derechos de los trabajadores o contra el orden socioeconómico en un mínimo de diez años previos a la solicitud. Una condena por falsedad documental, también podría descartarte como beneficiario de la segunda oportunidad.
También afectaría la solicitud del deudor, si en los cinco años previos ya ha cancelado una deuda gracias a los beneficios de esta ley o si hay constancia de haber rechazado una oferta laboral ajustada a su capacidad profesional o sector de inversión. Evadir un juicio es posible, siempre y cuando se cumpla con una serie de parámetros o requisitos que lo lleven a hacer frente a una crisis económica o una deuda de menor magnitud.